sábado, 26 de agosto de 2006

Jesús Martínez

Nacido en un hogar humilde de la zona rural de Tecoluca, departamento de San Vicente, Jesús creció al lado de sus padres en Santiago Nonualco departamento de Paz, fue el segundo hijo de la familia. En total 7. Su padre era jornalero agrícola y el responsable del sostenimiento de la familia. A los 6 años Jesús ya trabajaba con su padre en tareas agrícolas. Al cumplir los 10 años decidió aventurar en la ciudad capital en busca de oportunidades de trabajo para ayudar económicamente a su familia, sin descuidar sus estudios.
Cuando cumplió los 17 años trabajaba como vendedor de mariscos, en el Mercado Central de San Salvador. A tempranas horas de la mañana salía de su casa ubicada en Apopa hacia San Salvador, uno de esos días, el día jueves 7 de diciembre 1989, la vida de Jesús cambió por completo. Como parte de los enfrentamientos en la Guerra Civil Salvadoreña, la carretera estaba bloqueada por buses incendiados, carros con llantas ponchadas colocados por las fuerzas guerrilleras para impedir el paso de tropas militares y del transporte colectivo hacia San Salvador.
Muchas personas necesitaban pasar. Entonces, abandonaron el medio de transporte y caminaron rodeando el bloqueo y pasar al otro lado de la carretera. Nadie sabía que el paso estaba minado. De pronto se escuchó la explosión.
“ Yo sentí que me había parado en un agujero, luego fui lanzado hacia arriba, cuando volví a caer donde estaba el agujero que había dejado la mina, pude darme cuenta que mis dos piernas habían sido cortadas. A mí alrededor estaban los pedazos de carne de lo que habían sido mis piernas. Para mí todo era como una pesadilla de la que deseaba despertar. Cerraba mis ojos y los volvía abrir pero mis piernas no aparecían, esto lo hice varias veces; pero cuando comprobé que no era una pesadilla y que en verdad había perdido mis dos piernas me volví loco. Tirado en el suelo buscaba la forma de cómo matarme. Busqué mi cuchillo pero no estaba, me arrastré y encontré una granada sin seguro, la tomé y la manipulaba para que explotara. Pero no explotó, yo gritaba pidiendo que alguien me matara... En mi mente pasaban muchas cosas, pensaba en mi madre, mi trabajo pero nada tranquilizaba mi mente.
Tirado en el suelo un hombre se acercó, me tomó en sus brazos y me llevó a un extremo de la carretera donde estaban muchas personas queriendo pasar al otro lado del bloqueo, todos sentían lástima por mí. Yo les pedía que alguien se apiadara y me matara porque yo sin mis piernas no era nada. En esos momentos llegaron miembros del ejército. Uno de ellos se acercó mucho a mí. Le tomé un extremo del fusil y le pedí ¡por favor, mátame, mátame por favor! - el soldado muy asustado sujetaba el fusil del otro extremo y me decía: ¡no hijo yo no puedo matarte. Suéltame el fusil por favor! - y yo le reclamaba - date cuenta que yo ya no puedo apoyar a mi familia - En esta escena un hombre se arrodilló ante mí y habló de Dios y me dijo que sin piernas yo podía salir adelante. Eso trajo paz a mi corazón, eso pudo tranquilizarme y pedí que me llevaran a un hospital.
Estando en el hospital con un poco de conciencia le pedí al doctor que no me dejara morir.El proceso de curación fue lento y doloroso. Mis remanentes tenían un alto grado de infección y tomó mucho tiempo en curar, mi único consuelo era llorar. Mi familia sufrió también este golpe. Mi madre llegó al hospital y me dijo: “Hijo, porqué no te moriste, ahora que voy hacer contigo? y soltó el llanto.
Muy positivo para mi recuperación física y emocional fue conocer a otras personas con discapacidad, a veces mucho más severas que la mía. Eran personas que tenían una vida normal y productiva junto a una familia que disfrutaban de sus actividades diarias, realizaban deportes recreativos y competitivo”.
Tras programas de rehabilitación, con apoyo de una organización de personas con discapacidad Jesús se capacitó para trabajar como sastre. Continuó sus estudios y además se involucró en actividades deportivas sobre sillas de ruedas, especialmente el atletismo. Durante 3 años fue Jefe de Producción con funciones gerenciales en la Cooperativa Renacer 94, dedicada a fabricar ropa, e integrada por personas con lesiones por minas y otras discapacidades. Este trabajo le impidió seguir estudiando, por lo que decidió instalar su propio taller, siempre empleando a otras personas que presentan alguna discapacidad, y continuó estudios universitarios de Administración de Empresas.
Desde 1994 se ha destacado como representante nacional en Atletismo sobre silla de ruedas. Campeón en la Copa de las Américas en Argentina en 1997, en los Juegos Paralímpicos en México, en 1998, fue campeón en los Juegos Centroamericanos en Costa Rica, habiendo recibido reconocimiento por el Gobierno Salvadoreño con el Águila Dorada, al igual que en 1997 y 1998 por su destacada participación en Argentina. Este reconocimiento es otorgado a los deportistas destacados internacionalmente. En 1997 y 1998 en la Maratones mundiales en Oita Japón, desde 1997 en maratones de Estados Unidos.
Trabajó en programa para personas lesionadas por minas en el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada, sin descuidar el deporte y su taller de sastrería, habiéndose destacado por su entusiasmo y búsqueda de alternativas para superar cualquier obstáculo. Actualmente es el Director de LSN El Salvador, cargo en el que a pesar del poco tiempo de funcionar ha demostrado el constante deseo de buscar forma para que otras personas sobrevivientes de minas puedan mejorar sus condiciones de vida. Unificar esfuerzos para lograr el cumplimiento de los derechos de las víctimas de minas. Ha participado en Campañas Internacionales en contra del uso de las minas. Jesús, es un ejemplo salvadoreño, digno de imitar en el mundo.
”Ahora, cuando recuerdo todo lo que pasó conmigo y pienso en los hombres, mujeres y niños que en este momento están siendo víctimas de las minas antipersonales, que bueno sería que pensaran en ese instante que lo más importante no es como vas a morir si no en como hay que vivir.Ahora tengo muchas aspiraciones pero mí más grande sueño es que algún día todos los discapacitados sobrevivientes de minas alrededor del mundo, tengamos oportunidades para demostrar nuestras capacidades y poder así mejorar nuestras vidas.”

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