sábado, 26 de agosto de 2006

Jaime Cárdenas

-Señor Cárdenas, desde nuestro punto de vista Usted es en estos momentos el principal experto en explosivos militares en el país. Quisiéramos que nos explicara cuál ha sido la instrucción que usted ha recibido en esta materia, que lo ha hecho poseedor de tal grado de conocimiento.
-Bueno, yo he sido militar profesional. Mi instrucción empieza el 1 de abril de 1973, cuando ingreso a cumplir con mi Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento de Ingenieros Arauco, de Osorno. Allí me interesé en el tema de explosivos, y por ello ingresé a la Escuela de Ingenieros Militares en 1975, donde me gradué como instructor de Ingenieros, y entonces fui destinado al Regimiento de Ingenieros N°1 de Chuquicamata, y luego al RIM 15 de Calama, que es un regimiento de infantería, donde era yo el único ingeniero, y tenía la función de asesorar al contingente y los mandos en materias de explosivos en general, llámense minas, proyectiles y todo tipo de munición de artillería. El ejército consta de varias armas: Infantería, artillería, blindados, ingenieros, telecomunicaciones etc. El arma de ingeniería se encarga de explosivos y medios de paso. En esta zona los medios de paso son de importancia secundaria, el único obstáculo natural al avance de tropas es el rió Loa, el cual es, naturalmente, fácilmente salvable, de modo que lo importante acá son los explosivos, y en esa área yo era el experto. Soy profesor militar en explosivos, minas y campos minados. También fui instructor de guías de frontera para todos los grados y rangos de todas las unidades del Norte de Chile, cuyos miembros escogidos acudían a Calama a recibir esta instrucción. Fui profesor en todas estas materias en los cursos de ascenso de los distintos rangos, que contemplaban estas asignaturas, hasta mi retiro del Ejército en 1987.
-Nos queda claro, señor Cárdenas, que su experiencia y conocimiento en el tema que nos preocupa es extenso. Además, en el área privada, usted ha continuado trabajando en contacto con elementos explosivos en tronaduras y rastreo. Ello hace que esta entrevista sea de importancia fundamental para nosotros, pues queremos recoger su opinión respecto a su visión del problema de las minas antipersonal, antitanque, y proyectiles sordos en nuestra región. Como usted sabe, muchas personas, civiles y militares, han sufrido serias lesiones o han resultado muertos por esta causa.
-Estoy en conocimiento de ello, y el tema es extenso, y sus soluciones encierran un alto grado de dificultad. Trataré de explicarle resumidamente a usted porqué.
Mientras yo serví en el RIM 15, recibíamos cientos de llamadas y denuncias por de hallazgos de proyectiles de grueso calibre encontrados en diversos puntos de la zona, como las serranías de Limón Verde, Moctezuma o El Abra, cuando empezaron las faenas de esa empresa minera. En El Abra, a manera de ejemplo, estaba lleno, realmente lleno de ellos, eran increíbles las cantidades que encontrábamos, llenábamos vehículos y más vehículos con explosivos de todo tipo. También participé en un rastreo preliminar que se hizo y recogíamos cantidades enormes de explosivos de todo tipo: bombas de mortero de 120 mm, de 81 mm, proyectiles de artillería de 106 mm. etc.
-¿Es improbable entonces quesea zona haya sido limpiada por completo?
-Es muy difícil. Claramente, toda esa zona donde ahora se emplaza el mineral de El Abra era un polígono de tiro militar.
-¿Porqué se enteró usted con tanto detalle de todos estos hallazgos? Habitualmente ni siquiera conocen estos riesgos muchos miembros del mismo ejército.
-Yo, como único ingeniero de la unidad, estaba a cargo de salir a buscar estos elementos y hacerlos detonar. Así me especialicé en la detección y en el manejo de todo tipo de proyectiles.
-¿Cómo pudo llevarse a cabo en ese lugar una faena minera, teniendo en cuenta los riesgos que ello involucraba para los trabajadores? Bueno, estoy cierto de que los trabajadores no sabían, y quizá aún no saben el terreno que pisan, no creo que lo hayan especificado en los contratos de trabajo.
- Los emplazamientos de las instalaciones de El Abra fueron rastreados, en superficie inicialmente, por el Ejército, y luego, se hizo un rastreo más profundo por parte de una empresa privada, P&P Tronaduras, que utilizó detectores de metales en su trabajo. De modo que las instalaciones industriales mismas, podría decirse que están limpias. Y las áreas que no fueron adecuadamente rastreadas están debidamente señalizadas como tales: “área con riesgo de explosivos”, de modo que la gente no se interne en esas áreas.
-¿Usted cree que esto asegura absolutamente que no es posible encontrar explosivos en áreas de trabajo?
-De ninguna manera. Cuando uno ha trabajado con estos elementos sabe que es imposible asegurar las condiciones de un terreno que ha sido barrido por fuego concentrado de artillería. En los botaderos de El Abra, por ejemplo, se están dejando grandes cantidades de material que se depositan sobre áreas no rastreadas, y no puede descartarse que en el futuro se efectúen allí movimientos de tierra que descubran elementos explosivos. Esto podría suceder en el caso de reprocesar estos ripios, lo que como sabemos se ha hecho en otros minerales.
Hay que tener en cuenta que El Abra fue un polígono de tiro desde 1940 aproximadamente, y proyectiles que yacen a 30, 40 o más cm. de profundidad son prácticamente indetectables, salvo procedimientos muy especiales de rastreo, con instrumental de alta tecnología del que en la actualidad se dispone, que ha sido adquirido por la presión resultante de la adhesión del Estado de Chile en septiembre del 2001 al Tratado de Ottawa y la obligación impuesta por la legislación internacional en relación con el levantamiento de campos minados, para lo que hay un plazo de 10 años, prorrogables. No basta con tener los instrumentos para ello, sino también aplicar métodos de rastreo muy acuciosos, que están también establecidos en las normas emanadas de las Naciones Unidas para delimitación y señalización de áreas de riesgo. No se trata de mirar sólo la superficie del terreno sino de cuadricular las áreas de riesgo metro a metro, y aplicar los métodos de detección también metro a metro. Eso es una labor titánica, prácticamente imposible dada la enorme extensión de suelos que hay que rastrear.
-Según su experiencia, ¿cuál es la data de los proyectiles que con mayor frecuencia han causado lesiones?
-Desde 1960 en adelante. Encontramos munición hasta de 1945, pero ello es muy raro. Generalmente encontrábamos munición de 1969 a 1972. El proyectil tiene inscrita en la parte posterior del vaso la fecha de fabricación y el lote a que pertenece, y nosotros registrábamos esto. Al parecer en esos años se hizo gran importación de munición española y norteamericana que tenía un bajo grado de calidad y una alta tasa de falla, pues una proporción notable no hacía explosión al impactar en los blancos. En ello me baso para afirmar que era munición de mala calidad técnica. Principalmente bombas de mortero de 120 mm. y proyectiles 106 mm. antitanque, que eran disparados por cañones montados en vehículos que hacían tiro de línea tensa. Cuando no daban en el blanco, situado generalmente en los cerros, sobrepasaban el cerro y en la vertiente opuesta daban botes en el suelo hasta quedar detenidos sin explosar.
-¿El riesgo está dado sólo por proyectiles sin explosar?
-No. Ese es un aspecto importante. Hay proyectiles como los 106 que hacen explosión, pero sólo de su carga principal. Llevan además una carga multiplicadora en la cola, en el vaso, donde se sitúan las aletas estabilizadoras, que queda frecuentemente como remanente, parcial o completa, y que es lo que se encuentra en cantidades en el desierto, y personal incluso militar cataloga a estos restos de “inactivos”, lo que es un tremendo error, pues contienen una cantidad residual de 60 o 70 gramos de TNT. De 20 colas de proyectiles que se encuentran, aparentemente inofensivas, 5 tienen la carga multiplicadora aún. En condiciones de explosar si son sometidas a alta temperatura o percusión, por tiempos indeterminados, que pueden ser muchas décadas.
-¿Y esta carga qué daño es capaz de causar?
-Es suficiente para hacer desaparecer la mitad del cuerpo de una persona.
-Respecto a la dudosa calidad de estos explosivos, ¿ésta se mantiene, o ha mejorado en los últimos años? ¿Actualmente, aún quedan explosivos sordos?
-A partir de los años 90 empieza a notarse una mayor preocupación o rigurosidad de los mandos por neutralizar este riesgo en las prácticas de polígono. Se contabilizan las detonaciones y los tiros efectuados, y se buscan los que no han detonado. Pero hay que entender que cuando se trata no de tiro de polígono, sino de maniobras de guerra, en que muchas baterías disparan simultáneamente, es prácticamente imposible saber si todos los tiros hicieron explosión. Puede haber una sola explosión de 2 o 3 proyectiles al mismo tiempo, por ejemplo. Entonces, pueden hacer fuego 10 cañones y producirse sólo 8 detonaciones, de modo que uno no sabe si hubo detonaciones simultáneas. Además, como estas maniobras simulan un combate en condiciones reales, puede ser que se disparen las baterías en la noche, y es muy difícil después contabilizar los impactos, o saber en qué sitios pudieron quedar algunos sin explosar.
-¿Hay otras áreas cerca de Calama que deban considerarse riesgosas?
-Además de las ya mencionadas Topáter, Moctezuma, Limón Verde, El Abra, deben tenerse en cuenta los sectores de Lomashuasi, El Peuco, y el área donde se instala el mineral Gaby, entre muchos otros. Sin mencionar múltiples áreas cercanas a San Pedro de Atacama, como el Valle de la Luna mismo.
-En Lomashuasi fueron encontrados proyectiles luego de un rastreo ordenado directamente por su Excelencia el Presidente de la República a la Gerencia General de Chuquicamata, ya que se disponían a construir poblaciones en ese sector. Nosotros como GSMMA informamos del riesgo directamente a S.E., quien acogió prontamente la denuncia. Después de efectuado el rastreo por el ejército, y retirados algunos proyectiles, que efectivamente se encontraron, así como partes de ellos, se consideró por parte de la administración de CODELCO que esta zona está libre de riesgo. ¿Usted concuerda en ello?
-Yo diría que esa zona es de riesgo aún. No de un riesgo alto, pero de riesgo. Allí se hacían prácticas de tiro de artillería y simulacros de combate. Esto podría parecer una infidencia, pero es un hecho que se encontraban proyectiles y para no perder tiempo en desactivarlos, además ello era de altísimo riesgo, se cavaban hoyos de 1 metro y se los enterraba. De modo que difícilmente podría garantizarse esa área como limpia. Quizá superficialmente sí lo esté. Pero yo como experto, no me arriesgaría a emitir un certificado de garantía en las condiciones actuales, conociendo cómo se hizo el rastreo. Hay que considerar que los movimientos de tierra que se harán allí, los operadores de maquinaria no se dedican a buscar explosivos, sino a hacer su trabajo, de modo que un proyectil puede ser removido de un lado para otro en la pala de una excavadora y quedar en cualquier lugar sin que nadie se dé cuenta hasta su detonación. Sobre todo teniendo en cuenta que la operación no fué hecha por parte independiente.
-¿Y respecto a El Peuco, cuál es la situación? ¿A qué se debe que este sector pueda considerarse riesgoso en el aspecto que nos preocupa?
-A que hacia allí se apuntaba artillería desde los patios del regimiento. Era un blanco de proyectiles.
- Entiendo que el sector fue rastreado después de una denuncia nuestra.
-Bueno, ahí se hizo un rastreo, hace mas de 1 año, no recuerdo la fecha; estuvieron 3 días usando detectores de metales y se declaró zona limpia de explosivos. Pero dadas las características técnicas del equipo empleado y el método aplicado, para mí no fue satisfactorio el rastreo.
-¿Podría fundamentar esta opinión?¿Los equipos no son de buena calidad?
-Sí, los equipos de que dispone actualmente el ejército son de muy buena calidad, con una capacidad de detección mucho mayor que los que se usaban hasta hace poco. Muy precisos, computarizados, algunos pueden hasta dar una imagen en pantalla de lo que se encuentra bajo la superficie, sus dimensiones, su forma, etc. Claro que hay una serie de aspectos técnicos que considerar, como la influencia del tipo de suelo, su salinidad, su composición química y otros, que sería inoficioso analizar en esta entrevista. Pero, en resumen, lo importante es que sus tiempos de operación no son cortos. Para rastrear certeramente 25 cm cuadrados se requieren 10 minutos, lo que significa que para examinar la gran cantidad de hectáreas que tienen esos terrenos, si se hubiera hecho con un método riguroso, aún hoy estarían trabajando en ello.
-¿Y en qué situación de riesgo estaría el sector Gaby, donde actualmente se inician faenas mineras de CODELCO?
-Ese sector es una superficie de grandes dimensiones que sirvió en su época como campo de prácticas de artillería, y por lo tanto, contiene todo tipo de explosivos. En su momento, yo ofrecí a la autoridades de CODELCO efectuar allí un rastreo sistemático, pero no lo consideraron necesario. Podría decirse que Gaby está en el centro mismo de lo que fue un área de uso masivo de artillería. Mientras serví en el ejército encontramos allí todo tipo de munición.
-Parece ser que el problema básico es que la visión de las autoridades tanto empresariales como de gobierno difiere mucho de un enfoque netamente técnico del asunto. A juicio de GSMMA, se trata de una estrecha utilización de la relación costo-beneficio, que no considera los aspectos humanos del asunto. Creemos que se limitan a pensar que el costo de estas labores de limpieza es tan elevado que es preferible dejar las cosas como están y simplemente esperar que los explosivos sean encontrados accidentalmente por las personas, con resultado de mutilación o muerte. Nosotros creemos que evitar la mutilación de una sola persona justifica lo que se invierta en ello. Dado que el Estado de Chile nunca ha respondido por estos delitos, (cuasi delito de lesiones graves u homicidio) resulta financieramente más económico fingir que el problema no existe. Es algo perverso, una aberración en contra del Derecho Humanitario Internacional. ¿No lo vé usted así?
-Bueno, no quisiera pensar que a las autoridades no les importa la ciudadanía, sería demasiado duro aceptar eso. Sí creo que no tienen conciencia del problema, y que se encuentran en un estado de gran ignorancia al respecto, y que cometen el error de confiar sólo en la opinión de las FFAA., creyendo que los expertos están sólo allí y son infalibles, en circunstancias que hay peritos en el área privada que también tienen mucho que decir en estas materias, y de manera independiente de presiones o confidencialidades.
-Entonces, en Gaby hay un riesgo latente.
-Por cierto. Y los problemas van a comenzar cuando se inicien los trabajos de explotación, de movimiento masivo de tierras, de ingreso de trabajadores de empresas contratistas, de tránsito fuera de los caminos ya probados por el tráfico, lo que inicialmente es inevitable.
- Para terminar con el tema de proyectiles, ¿hay otros lugares con riesgo de proyectiles?
-Desgraciadamente además de los lugares mencionados, hay que agregar el sector Valle de la Luna. Es lamentable decirlo, pero hay que hacerlo. Hace años las baterías emplazadas en las zonas de Coyo y Solor apuntaban hacia la Cordillera de la Sal, en forma no selectiva, de modo que aún debe haber muchos proyectiles sordos en esos cerros, y el Valle de la Luna es parte de ello.
-Algo que me pareció increíble fue una información recibida en el sentido de que en el Valle de la Luna mismo, el que aparece en las postales turísticas, se encontró un proyectil.
-Más que algo increíble es una falta de responsabilidad tremenda de las autoridades, pues el riesgo es efectivo. Es más, en el año 1987, después de haberme retirado yo del Ejército, hice una completa exposición al Concejo Municipal de San Pedro de Atacama, con su alcaldesa presente, en la que mostré todos los lugares cercanos a San Pedro contaminados por proyectiles y minas, y la necesidad de limpiar estos lugares. La respuesta fue que no había recursos para hacerlo. Se da la paradoja de que el interés principal de esa comuna es fomentar el turismo, entonces se opta por no hablar de ello, ocultar el problema, en lugar de, al menos, formar conciencia respecto al riesgo, educando tanto a la gente del lugar como a los turistas que acuden a la zona.
-Sabemos que es así. Hay documentación en la prensa local de una mina encontrada en los estanques de agua de San Pedro de Atacama. Es incomprensible cómo las autoridades hacen caso omiso de toda esta evidencia. Creo que no harán nada hasta que un turista extranjero importante con seguros de alto monto comprometidos sea mutilado o muerto. Esa es a nuestro modo de ver la vergonzosa realidad. Hay una actitud realmente perversa de las autoridades involucrada en esto.
Creo que hemos tratado el tema de los proyectiles con la amplitud que es posible. Queda mucho por decir al respecto, pero por razones de tiempo, quisiera ahora requerir su opinión frente al tema de las minas, en general, aunque sabemos que el tratado de Ottawa, signado por Chile, sólo se refiere a las minas antipersonal y no a las antitanques.¿Cuál es su visión del problema de minas y campos minados en nuestra provincia?
-Minas y campos minados es un tema que me apasiona, y lo conozco en profundidad. Conozco todos los campos minados como la palma de mi mano. En nuestro país es imposible separar las minas antipersonal de las minas antitanque, pues debido a la estrategia seguida en la siembra de campos minados, en todos ellos se han mezclado ambos tipos, siguiendo un patrón de 3 a 5 minas antipersonal rodeando a 1 mina antitanque en su centro, con el fin de hacer más difícil su levantamiento. Participé personalmente en la siembra de campos minados, y en limpieza parcial de algunos campos. Digo parcial porque se retiraron efectivamente minas, en todos los campos sembrados en torno a San Pedro de Atacama en 1987. En ello participé activamente. Puedo decir, a modo de ejemplo, que en las quebradas de Lampayar y Seilao, que confluyen hacia el Llano de la Paciencia, a causa de los aluviones probablemente, se perdió el 20% de las minas que se habían instalado allí. El problema es que estos lugares fueron declarados limpios, cuando en realidad hubo muchos de estos elementos que no fueron encontrados. Cosa que no hace más que aumentar el riesgo.
Hay una gran cantidad de campos minados rodeando a la zona de San Pedro, y en general en la frontera de la región, que presentan este tipo de problema.

-¿Piensa usted que el Tratado de Ottawa se está cumpliendo en sus directrices respecto a la delimitación? Sabemos que sí se ha estado cumpliendo en cuanto a eliminación de minas de stock. ¿Pero respecto a las minas en el terreno?
-Efectivamente, eso es de dominio público, se han eliminado las minas de stock. Pero las minas que estaban en los depósitos del ejército no son un riesgo para nadie. Lo importante
es eliminar los campos minados, en forma completa, pero no hay ninguna señal que así lo indique. En campos minados activos no he visto que se esté levantando ninguna mina. Probablemente, pienso que es una explicación, el Estado de Chile esté esperando que se incluyan las minas antitanque en los términos del Tratado para iniciar los trabajos, ya que los campos son mixtos.
-Creemos que el Estado no necesita esperar esta ampliación de la legislación internacional. Sólo necesita la voluntad de empezar con estos trabajos, aunque hay plazo de 10 años prorrogable por otros 10 para hacerlo. Pero pueden empezar desde ahora. ¿Qué impresión tiene usted respecto a la señalización de los campos minados?
-Creo que es deficiente. Además, reitero que campos teóricamente levantados, y por tanto no señalizados como área de riesgo, no están limpios en realidad, lo que aumenta el riesgo. Nosotros hicimos levantamiento de campos por inspección visual solamente, faena en la que por cierto estuvimos sometidos a un riesgo altísimo. (Hay que tener en cuenta que las minas antipersonal no son metálicas, sino plásticas, por lo tanto indetectables con aparatos convencionales. Los detectores de última generación pueden eventualmente detectar sólo la aguja percutora, que significa un par de gramos de metal).Con seguridad, pasamos muchas veces al lado de las minas que luego encontrábamos. En ese tiempo ello no nos produjo a nosotros ningún problema psicológico o de otro tipo, pues cuando uno es militar, acepta los riesgos implícitos simplemente como parte del trabajo, y pone todo su empeño en hacerlo lo mejor posible. Uno cumple con su deber a como dé lugar, sin detenerse a pensar en que uno mismo puede ser herido o muerto en este cometido. Está en la esencia del militar chileno, así es como debe ser, y no reniego de ello. Pero las medidas de seguridad deben aplicarse en todas las profesiones, también en ésta. Sería irracional no hacerlo. Espero contribuir con mis conocimientos a este objetivo.
-El Llano de la Paciencia está contaminado con minas?
-Efectivamente, hay en él minas arrastradas por los aluviones. El problema es que este llano es cruzado por muchos caminos, carreteras, por gasoductos, etc. Basta que haya 1 mina perdida en el lugar para que sea inseguro transitar por él. Las empresas de los gasoductos han efectuado rastreos y desminado por cuenta propia, para poder efectuar sus obras. Pero no me parece en general que puedan asegurar esas áreas, por las razones ya expuestas.
-Esto significa entonces que grandes territorios del norte de Chile deberían ser delimitados y prohibidos al tráfico de personas.¿ Usted cree que ha mejorado la señalización de los campos minados?
-Bueno, yo he visto mejoras en los cercos y en los letreros, en algunos lugares, pero no me parece que sean suficientes. El mantenimiento de campos es ahora según creo menos riguroso que antes.
En Chacabuco hay proyectos para turismo y cultura. El año 1973 se instalaron campos minados, y en 1982 se hizo el levantamiento de ellos, debido a tres accidentes sucedidos a personal militar. Pero no fue posible recuperar un tercio de las minas.
-A nosotros nos parece que ello traduce una falta de preocupación de los mandos por la integridad del personal militar, pues no es necesario exponer a soldados profesionales a riesgos que pueden ser evitados.
-Para redondear este tema, creo que las fuerzas armadas deben delimitar sus polígonos y áreas de maniobras, como una forma de proteger a su personal y a la civilidad. Esto es un problema país, requiere legislación.
-Pensamos que esta opinión suya es extraordinariamente importante. Los países civilizados no permiten que se hagan estas prácticas en cualquier lugar. No puede ser que los terrenos que rodean el camino de Iquique al aeropuerto estén llenos de explosivos. El sector de Cerro Moreno es un caso similar. Toda esa área está contaminada.
-Yo los conmino a ustedes a requerir enérgicamente de las autoridades que intervengan en la solución de estos problemas a través de legislación específica, que hasta ahora no existe, de lo contrario la labor que ustedes hacen va a ser algo inútil
-Nuestra intención es lograr eso justamente.
-¿A usted le ha tocado personalmente ver accidentes por explosivos?
-Desde luego. El primer accidente que vi sucedió en Conchi, durante unas maniobras. Las armas de artillería se ubican detrás de la infantería. Un tiro quedó corto en su trayectoria y un compañero de curso mío fue alcanzado de lleno por un proyectil de mortero, que lo desintegró por completo.
Otra bomba de mortero reventó en el tubo, en el sector aeropuerto, murieron 6 militares, en 1982
Recuerdo a un civil que me tocó sacar del salar de Cebollar. Pasó a través de un campo que sí estaba señalizado y delimitado, de modo que aquí hubo temeridad de por medio. Era boliviano, perdió la pierna completa.
En 1984 en el Salar de Quisquiri, hubo un accidente en un campo minado en que fallecieron 2 carabineros y un ingeniero de vialidad por la explosión de una mina antitanque. Esos cuerpos estaban fragmentados y quemados por completo. También cometieron la imprudencia de internarse en el lugar estando éste cercado. Salvó con vida sólo una persona, que se había bajado a cortar los alambres.
Recuerdo otro accidente ocurrido en 1985 en el sector de Yalquincha, por error en la operación de una mina antitanque. Un capitán de ejército muy bien instruido, era comando, paracaidista, etc, un hombre muy íntegro como persona y como soldado, en una clase práctica enseñaba a detonar una mina antitanque vía trampa explosiva, por tracción a distancia con una cuerda. Sacó el seguro y empezó a extender la cuerda para llegar a donde se encontraban los soldados, pero a 10 metros de la mina tropezó con un pequeño arbusto y traccionó en su caída la cuerda. Vimos cómo su única preocupación fue interponer su cuerpo mientras caía entre la explosión que iba a producirse y el resto del personal, para protegerlo. De todos modos, además de él mismo por supuesto, murieron 2 cabos, y hubo 15 heridos, con perdida de piernas, brazos, ojos, etc.
- Es justo decir que se trató de un acto heroico, y como él debe haber muchos, pero a propósito de este caso, cabe hacerse la pregunta de cómo tratan las FFAA a sus lesionados en acto de servicio. ¿Proporcionan los medios de subsistencia necesarios a los lesionados o fallecidos, y a sus familias, en caso de los que sobreviven con discapacidad?
-Le cito el caso de un compañero mío que perdió su brazo: se le ascendió de cabo 1° a cabo 2°, y se le abonaron años para que pudiera retirarse con el sueldo correspondiente a 20 años de servicio. Se le proporcionó prótesis y asistencia médica de por vida.
-De todos modos, el ingreso de los militares es en general bastante exiguo.¿ Se les otorga además algún tipo de subsidio especial para vivienda, que generalmente no la tienen propia, o educación para sus hijos u otro tipo de indemnización?
-No, sólo lo que mencioné.
- Creo que es justo decir que en materia de compensaciones no sólo es de las fuerzas armadas la culpa de esta evidente falencia, sino también de los sucesivos gobiernos. Nos parece atroz que a un soldado que es mutilado sólo se pase a retiro anticipado y no se les otorgue lo mínimo necesario para rehacer su vida dentro de lo posible, como vivienda, educación para sus hijos etc. Nos parece tremendamente injusto que el país no asuma su responsabilidad con sus profesionales dedicados a defensa. Como tampoco lo hace, por cierto, con sus ciudadanos civiles lesionados por artefactos militares, como se demuestra en que los tribunales de justicia nunca se han ocupado de ellos cabalmente.
-Antes de terminar esta conversación quiero reafirmar mi compromiso con José Miguel, su hijo, y con usted, que como chilenos bien nacidos, están haciendo justamente lo que hay que hacer: denunciar el problema que existe, informar y educar a la ciudadanía sobre los riesgos a través de sus diversas actividades, con el fin de evitar que tantas familias sigan sufriendo estas verdaderas catástrofes. Sé que mi aporte profesional a ello será bien entendido, y pueden contar conmigo en su campaña.



ENTREVISTA HECHA POR EL DR. ENRIQUE LARENAS, AL SEÑOR JAIME CARDENAS, EXPERTO EN EXPLOSIVOS, EXMILITAR, EN FEBRERO DE 2004, EN RELACION AL RIESGO DE ENCONTRAR EXPLOSIVOS EN LA PROVINCIA DE EL LOA.

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